Besos de amargura que mi corazón recibe.
En mi casa de soledad no pasa el tiempo.
Junto a un libro en blanco manchado de tinta.
Llenando con letras el vacío de mi alrededor.
Miras a tu alrededor y sientes el frío.
Callada mi alma frente a esos besos.
Cruel deidad a la que sonrío.
Esclavo moribundo deseando tus huesos.
Y ya caí de bruces al suelo.
La edad ni perdona ni recuerda.
Por ti, por otras, las noches en vela.
Ángel sin alas guardándote con celo.
Nunca engañaré a mi corazón.
Puesto que junto a ti soy feliz.
Pero redimiendo mis pecados en la tierra.
Esta eternidad se hace más placentera…
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