Suspiros



Un suspiro. Mira hacia los lados, buscando alguien, pero no. Se encuentra solo, perdido. Mira hacia el cielo, y un tupido manto de nubes negras lo cubre. Amenazantes. Con ganas, con furia de arrasar con todo, así como él desea arrasar con parte de su mundo.

Aún hace frío, normal, si aún no son ni las 7 de la mañana, y esta primavera está siendo mas fría de lo habitual... Se arropa a sí mismo para no entumecerse, mientras espera a que llegue el tren. Un momento en el que, estando rodeado de tantas personas, no conoces a nadie... Un trayecto que te permite sumergirte en lo personal de uno mismo, en su subconsciente, en sus miedos, en sus ganas, en lo que espera del día. Ese momento en que su mente, aclarada de los mundanales problemas, se siente vacía y capaz de pensar con claridad. En esos minutos, en que su cuerpo esta exhausto pero enérgico, cansado y despierto, pero sin fuerzas de seguir otro día, hasta que se despierta de nuevo. Momentos en los que solo hace que mirar por la ventana, ver pasar el paisaje y dejarse llevar por su imaginación.

Suspira. Le gustaría estar en otro tren, creado por los sueños inacabados, donde las vías lo llevarán por donde sus deseos quieren… Para poder encontrarse con “ella”, y por una vez que hable su corazón, aunque sea para mal… O para volver a su tierra, sus raíces, donde el sol brilla y luce fuerte…

A veces se interrumpen esos pensamientos, esos deseos, cuando se cruza alguna mirada perdida en su camino. Mirada que siempre termina desviándose a los pocos segundos de haberte encontrado. Indiferencia, curiosidad tal vez? Siempre te quedará esa duda, pero no crees que te vaya a quitar el sueño.

Suspira. Otra vez. Él y sus castillos de arena. Son solo sueños, fantasías. Vuelve a la realidad cuando llega a su destino, aunque por mas que intenta no puede sacarse de la cabeza sus ojos, su mirada, esos que lo vuelven loco… Por esa ruta que a caminado ya miles de veces, y las que le queda por recorrer, sigue pensando, compaginando fechas, palabras, ilusión, ganas y mucha esperanza (que luego se torna todo lo contrario), en la que invierte muchas noches en vela, sin poder dormir, que intenta borrar de su mente al doblar otra esquina.

Y en cada suspiro, su alma se estremece. Durante ese breve lapsus de tiempo se siente débil, vulnerable a todo. Esa mascara que cubre sus debilidades se fragmenta y deja entrever el miedo de tu rostro. Ese niño pequeño que desea gritar de rabia es el que intenta escaparse en esos momentos. Pero las barreras que lo mantienen cautivo son fuertes, pero seguro que no son irrompibles. Porque ha sentido eso muchas otras veces, y siempre ha llegado a un límite, una gota que ha colmado de ese vaso, que luego ha terminado roto, estampado contra el suelo de la serenidad, y acabó en un mar de lágrimas, rabia e impotencia… Para acabar con una triste melodía que lo acompaña a todas horas, que le rodea para aplacar su desanimo y no sentirse peor.

Pero reflexionando de camino a casa, como hace otros muchos días, como hace ahora mismo, se da cuenta de que todo lo que siempre desea no se cumple, ni en sus sueños, ni en su imaginación, y eso es lo que le hace estar aun más abatido. Porque ante todo es realista, aunque le lleve por una vida triste.

Y suspira…




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Este relato lo tenia a medio terminar pero de hace tiempecillo por eso, jeje, y en un par de días lo acabé, y aquí está.
Espero que os guste, y si no es mucho pedir, si me leeis, comentarme, que da muchos animos que la gente que se pase y lea lo comente que tal le ha parecido ;)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Oh, amigo. Me encantan cada una de tus palabras. Me identifico tanto con ellas!
Magnifico escrito. :)